Fue a mediados del siglo XV cuando Johannes Gutenberg inventó la imprenta de tipos móviles, los tipos metálicos (de plomo) y la tinta con base de aceite.
Gutenberg tardó tres años en hacer 180 ejemplares del primer libro impreso, la conocida también como Biblia de 42 líneas o Biblia de Mazarino de la que se conservan 49 ejemplares. La Biblia de Gutenberg salió publicada el 1455 en la ciudad de Maguncia.
Imprimir 180 ejemplares en tres años puede parecer excesivo, pero hay que tener presente, por ejemplo, que los copistas de la Edad Media, en el mismo período, habrían elaborado unos 9 libros.
Así, la Biblia fue su primera obra. Desde entonces, la imprenta tomó impulso y muy pronto el tiempo para hacer libros se redujo a uno o dos años. Nada que ver con los miles de ejemplares que podemos hacer actualmente en nuestros talleres en una semana.
Enseguida, el invento alemán se extendió por Europa impulsado por emprendedores alemanes que empezaron a instalar talleres por todas partes; en España desde el año 1472. No fue hasta 1482 que tenemos el primer catalán que tuvo taller tipográfico en Cataluña: el presbítero Pere Posa, que también era librero y fue el primero en romper el monopolio alemán.
El primer incunable salido de una imprenta en Cataluña es la Ética, de Aristóteles, escrito en lengua latina y fechado en 1473. Se conserva un ejemplar en la Biblioteca de Cataluña.
El primer incunable en lengua catalana es Obrae o trobes en lahors de la Verge María, impreso en Valencia por Lambert Palmart en 1474 y que se conserva en la Universidad de Valencia.
La imprenta en Lleida fue la sexta de la Península según los historiadores Romà Sol y Carme Torres. El impresor alemán Henric Botel abrió talleres en Lleida, Zaragoza y Barcelona.
El primer incunable que salió de una imprenta en Lleida fue el Breviarium Ilerdensis, un 16 de agosto de 1479. Teniendo en cuenta que en aquellos tiempos se tardaba varios años en imprimir es probable que antes de 1479 ya se hicieran algunos impresos en la ciudad. Se conserva un ejemplar junto con el manuscrito original de 1451 en el Archivo de la Catedral de Lleida.
Sólo 24 años más tarde de la impresión de la Biblia de Gutenberg. La imprenta de tipos móviles provocó una verdadera revolución en la cultura. El conocimiento dejó de ser patrimonio de la élite y se empezó a difundir en amplias capas de la población.