La revolución del packaging eco-friendly

Imagen de Artem Beliaikin

Palabras como biopackaging o ecopackaging pronto formarán parte de nuestro día a día


La preocupación por el medio ambiente sigue marcando la pauta en toda la UE. A la normativa sobre bolsas de plástico en comercios se une la prohibición de plásticos desechables de un solo uso. El objetivo es evitar convertir nuestros océanos en gigantescos vertederos de plásticos que tarden siglos en biodegradarse y acaben entrando en la cadena trófica. Además, en un mundo cada vez más preocupado por sustituir el petróleo, el plástico requiere soluciones urgentes, ya que procede todavía de la quema de combustibles fósiles.
En su día se avanzó con el uso de poliéster, polipropileno y otros plásticos procedentes del petróleo que si bien no son biodegradables sí que son reciclables. Desgraciadamente, las imágenes de contaminación en el océano nos han enseñado que no todo el plástico termina en la planta de reciclaje.
La industria gráfica utiliza plásticos reciclables como el poliéster y el polipropileno no sólo en sus laminados sino incluso entrelazando estos plásticos con fibras para realizar papeles ultrarresistentes tanto en el agua como en el rasgado. El papel reciclado con plástico acaba convertido en polvo que se usará en plástico inyectado para realizar, por ejemplo, los columpios de nuestros parques. Ni siquiera las economías avanzadas con potentes sistemas de reciclaje pueden garantizar que el 100% del plástico llegue a la planta de reciclaje. Hay alternativas con plásticos oxibiodegradables que se descomponen desde el momento en que les toca la luz UV del sol, pero no sólo son caros, sino que proceden igualmente de la industria de los combustibles fósiles y, por tanto, ayudan a aumentar la concentración de CO₂ en la atmósfera.
La industria gráfica fue de las primeras en producir reciclando los desechos. Nuestro certificado de buenas prácticas ambientales garantiza que reciclamos correctamente todos nuestros residuos y que recojamos en barriles incluso el agua y el jabón para lavar maquinaria. Usamos tintas inocuas con el medio ambiente y papeles procedentes de bosques certificados, garantizando la explotación sensata de la masa forestal y ayudando a la reforestación. Por eso es fundamental encontrar alternativas biodegradables a procesos como el laminado o soportes que todavía contienen plásticos y que no procedan del petróleo sino de fuentes inocuas con el medio ambiente. Del mismo modo, debemos imprimir packaging absolutamente respetuoso con el medio ambiente.
En busca de soluciones para nuestros clientes son cada vez más utilizadas palabras como biopackaging, ecopackaging o packaging eco-friendly. Se trata de una nueva revolución en la impresión de packaging con el objetivo de conseguir envases que formen parte de la economía circular, que se puedan reciclar, que no impliquen extraer más petróleo y que si no llegan a la planta de reciclaje se degraden con facilidad.
La ciencia ha alcanzado logros recientes con la creación de los primeros bioplásticos derivados de productos vegetales, como el aceite de soja, el maíz o la fécula de patata. Algunos se degradan en ambientes terrestres o acuosos de forma natural en apenas unos días. El PCL, en condiciones de compost, tarda sólo seis días. El PBS, tanto en ambientes de bosque como acuáticos, tarda veintiocho días. Uno de los más prometedores, por sus características, el ácido poliláctico o el poliácido láctico (PLA) aguanta hasta noventa y ocho días. Algunos más resistentes llegan al año. Su procedencia natural y su rápida biodegradación reducen enormemente tanto su huella de carbono como la medioambiental y los convierte en prometedores sustitutos del plástico procedente de la quema de combustibles fósiles.
Mientras la producción en economías de escala no llega, el gran beneficiado por la ley de plásticos desechables y la de las bolsas ha sido el papel. El papel y el cartón no sólo es reciclable y biodegradable, sino que junto a plásticos y bioplásticos tendrá mucho que decir en la producción de los envases del futuro.
Bolsas de papel de todo tipo están sustituyendo a las bolsas de plástico a marchas forzadas. Pero además surgen todo tipo de innovaciones como las anillas de cartón que están sustituyendo a las de plástico en las latas.
Desde pajitas a platos para la industria de la hostelería que además ha visto cómo durante la pandemia crecía la demanda de comida a domicilio. Imprimir cajas de comida y packaging de todo tipo preferentemente sin plástico, o con laminados reciclables y oxibiodegradables, ha sido la salvación para muchas imprentas.
Pero no sólo las artes gráficas. Se buscan soluciones en papel en todo tipo de industrias diversas, como el transporte de mercancías. Aplicando presión se han logrado palés de cartón, más ligeros que el de madera o el de plástico y que pueden soportar hasta 2000 kg de peso. Ante estas perspectivas, la industria de la pulpa de papel se frota las manos frente a las previsiones de crecimiento de un 2,5% anual durante los próximos 10 años.
En estos últimos años hemos aprendido que contaminar tiene consecuencias y que el reciclaje no es suficiente. Hemos descubierto que la huella de carbono también debe incluirse en la ecuación y que el papel es un gran aliado. La consigna es clara: es necesario huir del petróleo y de todo aquello que no sea reciclable y biodegradable.

Norma Mortenson