Las cajas y los estuches viven un momento dorado. El alto número de compras virtuales durante la pandemia disparó la producción de packaging en un 9%. Pasada la cuarentena el crecimiento se mantuvo.
En Arts Gràfiques Bobalà asesoramos a nuestros clientes en todo el proceso desde el diseño a la impresión y fabricación de la caja o el estuche. Debemos estudiar que empaquetaremos, peso, estructura y conocer el proceso de envasado al milímetro, antes de diseñar o repetir una caja o un estuche. Y por supuesto certificar el troquel para garantizar que el estuche salga perfecto, ya que acostumbra a haber mucho dinero en juego. En este artículo comentaremos sobre los diferentes tipos de cartones más habituales a la hora de realizar packaging.
Antes de empezar necesitamos saber que introduciremos, qué volumen necesitaremos, qué imagen y qué tipo de caja queremos. Las cajas suelen venir montadas o ser automontables. Los estuches son cajas preencoladas que se colocarán en máquinas para envasar y cerrar de forma automatizada.
El tipo de grafismo y los acabados de la caja o estuche acabarán de definir el tipo de material que necesitaremos que puede ir desde una simple cartulina a cajas de cartón capaces de aguantar toneladas de peso. En ocasiones intentaremos que la caja tenga mucha calidad gráfica. En otras buscaremos que sea muy resistente. Y si queremos cajas resistentes y que aguanten una buena gráfica, deberemos imprimir en papel de 170 o 200 g y contra colar sobre un cartón más o menos grueso. En resumen, los tipos de cartón existente más habituales son los siguientes:
Cartulina
Llamamos cartulina al papel tipo folio, también llamado papel offset, aunque de mayor gramaje. Suele empaquetarse en hojas de 65 x 50 cm y los pesos más habituales son 180, 250 o 300 g/m2. Estas tres cartulinas también se las denominaban cartulinas de 30, 40 o 50 kilos respectivamente. Existe infinidad de fabricantes y colores y se utiliza muy poco en packaging.
Cartoncillo
Todo tipo de papel tiene su versión más gruesa que llamamos cartoncillo o folding si supera los 200 g/m2. Normalmente, llega a los 300 g/m2 aunque cada vez hay más cartoncillo de 350, 380 o incluso 400 g/m2. Actualmente, los fabricantes de maquinaria tanto de impresión digital como offset se apresuran a producir máquinas que puedan imprimir cajas y estuches cada vez más gruesos pero con la calidad de impresión offset.
El cartoncillo es el rey de las cajas y los estuches pero también se puede utilizar para hacer tapas de libro, carpetas con bolsillos, tarjetas corporativas y todo tipo de catálogos donde prime la estética. Acepta manipulaciones de todo tipo como laminados (brillo, mate, melocotón… ), estampación dorada o plateada, barniz selectivo o reserva de UBI, relieves y grabados, etc.
La mayoría de cajas que requieren calidad, como los perfumes se realizan con cartoncillo o con el contra colado sobre otro cartón, si se requiere por peso.
Cartón compacto
También llamado cartón gris se forma por compresión de fibras en la actualidad principalmente de papel reciclado, aunque también se realiza con fibra natural. El cartón puede tener diferentes acabados, color gris, beige, blanco, etc y se escoge en función del grosor. También se suele contra colar para darle mayor calidad, aunque es normal utilizarlo como relleno.
En su elaboración se acumulan las fibras, ya sea de papel reciclado, de fibra natural o mezcla y se convierte en paneles de grosor distinto por compresión. La compresión se realiza en caliente y mediante altas presiones. No nos damos cuenta de que estamos rodeados de cartón gris, porque suele esconderse con un contra colado, pero lo cierto es que lo encontramos en todas partes. Los libros de tapa dura están rellenos de cartón compacto, como por ejemplo.
Cartón ondulado
Si lo que necesitamos es resistencia y bajo peso, el rey es el cartón ondulado o corrugado. El genial descubrimiento se produjo gracias a los pliegues de la falda y los sombreros de copa de época victoriana en el siglo XIX. Allí se descubrió que ondulando un papel se conseguía mayor rigidez. El papel arrugado se convirtió primero en un protector para cajas de cartón normal o para telas. Y fue el estadounidense Oliver Long el primero que decidió pegar una hoja de papel (liner) en la hoja de cartón arrugada (fluting), revolucionando el mundo del packaging con un envase ligero y muy resistente, el cartón ondulado.
A partir de liners (el papel que hace de base) de Kraft o blancos y flutings (el papel ondulado) se construyen las distintas cajas. En función del número de papeles usados y del tipo de onda, tendrán mayor o menor resistencia.
1. Por número de papeles. Las hojas onduladas por sí solas se han utilizado como protectores, pero es necesario al menos un liner y una hoja ondulada para conseguir una envoltura resistente. Lo más sencillo suele ser la caja de 3 papeles, con dos liners encolados sobre un fluting. Después tenemos los de doble pared (5 papeles) o triple pared (7 papeles) que sirven para hacer cajas muy resistentes incluso con papel de poco gramaje.
2. Por gramaje del papel. Los liners y los flutings pueden tener gramajes muy variados. Desde los 90 o 130 g en las cajas normales llegando a 500 u 800 g/m2 en ciertos liners como los del palet de cartón.
3. Tipo de onda. Según la altura de la onda. Cuanto más alta y más gramaje del papel, mayor resistencia.
Onda | Perfil |
A | 4,2-4,8 mm |
C | 3,5-4,2 mm |
B | 2,2-2,8 mm |
E | 1,14-1,39 mm |
F | 0,75-0,8 mm |
N | 0,5-0,55 mm |
La calidad del grafismo sobre el ondulado deja mucho que desear. Una buena opción son las cajas de microcanal, que no son más que cartón ondulado de 3 papeles con una onda tipo E y con papel impreso contra colado y laminado.
El cartón ondulado y también el gris, u otros de los que no hemos hablado como el de nido de abeja, se utilizan cuando el producto es delicado y puede dañarse durante el transporte gracias a su capacidad de resistencia. Recientemente, han salido unos palés de cartón de sólo 2 kilogramos de peso, ¡que pueden aguantar más de 2 toneladas!